¡Fórmense!... esta era la señal de que el momento de diversión con los amigos se había terminado y empezaba el momento de poner atención a los maestros. Así que todos abandonábamos de inmediato lo que fuera que estuviéramos haciendo y corríamos a ocupar nuestro lugar en la formación. Poco me imaginaba yo que este sería uno de los hábitos mas trascendentales en mi vida profesional.
Me explico: Esta ceremonia inicial escolar en realidad representaba el momento de la mañana en el que mis criterios personales pasaban a segundo término y empezaba el período del día en el que debía apegarme a los criterios determinados por la escuela. A partir de ese momento, mis sentimientos y pensamientos debían seguir las normas establecidas por la escuela: desde cuando hablar hasta cuando podía ir al baño.
Por supuesto que como alumno no entendí la importancia de esta rutina diaria. La llevaba a cabo para no meterme en problemas. No fue sino hasta años después, como líder organizacional, que entendí y agradecí lo valioso de este hábito.
En realidad lo que nos estaban enseñando con esta rutina, es que en una organización todos tenemos una función que cumplir para que el "todo"(la escuela,la empresa, la familia, etc.) opere adecuadamente. Y si bien cada uno de los miembros de este "todo" (yo incluído) podemos tener nuestra propia idea de como llevar a cabo nuestra función asignada de la mejor manera y cada uno carga con temas personales muy importantes, a menos que hagamos nuestra labor de una manera bien coordinada, nuestros esfuerzos personales chocarán unos con otros.
Así que esta instrucción de "fórmense" en realidad se trataba de "alinearnos" o ponernos en la misma frecuencia. Pero no solo en el sentido físico, sino también en sentido mental y emocional.
El Gran Maestro lo puso muy claro: "Nadie puede ser esclavo de dos amos, porque odiará a uno y amará al otro, o le será leal a uno y despreciará al otro" (Mateo 6:24). En otras palabras, o nos servimos a nosotros mismos (haciendo lo que nosotros pensamos) o servimos "al todo" (haciendo lo que se nos ha encomendado).
No importa la posición. Ya sea como empleado, gerente, CEO o propietario. Todos tenemos una función específica y debemos realizarla como es mejor para el "todo" (alineados) y no como a nosotros nos parece mejor.
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