Ahora sabemos porque y como la necesidad de tener la razón toma tanta importancia en nuestras vidas, así como porque está tan difundida y aceptada. Podríamos, en consecuencia, empezar a hablar de la búsqueda de posibles soluciones. De hecho, ese es el procedimiento comúnmente aceptado; una vez que un problema a quedado definido y sus causas han sido identificadas, deberíamos desarrollar un plan razonable, para transformar nuestra realidad actual en el futuro deseado.
Pero recuerde, TENER LA RAZÓN NO ES SUFICIENTE. Conocer cuál es el problema no es suficiente. Antes de emplear nuestro tiempo buscando soluciones, para luego enamorarnos de ellas, necesitamos incorporar un elemento clave que nos permita generar el cambio a la velocidad deseada. Tenemos que desarrollar un sentido de urgencia por resolver el problema
No, no se engañe a si mismo asumiendo que habiendo identificado el problema y entendido sus causas es suficiente para alentar a las personas a ponerse en acción. La experiencia nos ha mostrado que, sin sentido de urgencia, o no sucede el cambio, o sucede a un ritmo tan lento que no genera verdaderos beneficios.
Nuestro primer encuentro con la necesidad de considerar la urgencia de ciertos temas fue a través del maravilloso libro de Stephen Covey “The Seven Habits of the Highly Successful People” (“Los siete hábitos de las personas altamente eficaces”) (*2). Todos hemos caído en la trampa de centrar nuestra atención en los temas urgentes, sin poner atención a lo verdaderamente importante, que usualmente, no parece ser urgente.
Se trata del dilema clásico entre resolver el corto plazo versus solucionar el largo plazo. Si, todos sabemos que deberíamos tomar medidas en ambos. Pero saberlo no es suficiente ya que los problemas de hoy nos están lastimando aquí y ahora. Sentimos entonces, que a menos que tomemos acción inmediata para solucionar los temas más apremiantes, no habrá futuro alguno sobre el cual pensar.
Así entonces, tratamos de salir de los problemas más urgentes, para poder atender apropiadamente los de largo plazo. Desafortunadamente, conforme luchamos por mantener bajo control los problemas de hoy, encontramos una fuente interminable de problemas urgentes que no nos deja, ni tiempo, ni energía, para lidiar con los asuntos importantes de largo plazo.
La solución nos fue planteada por Robert C. Newbold (*4) en su libro “The Billion Dollars Solution”, un experto en la gestión de proyectos: Tenemos que hacer que las cosas importantes sean urgentes. Debemos desarrollar un ambiente tipo “plataforma en llamas” en el que las personas, salten, vuelen o mueran.
Sin este escenario de plataforma en llamas, muchas personas intentaran aferrarse a las viejas prácticas, simplemente porque eso es lo que conocen bien. ¡Aun cuando se quejen de ellas todo el tiempo! Mantener en existencia un ambiente conocido, nos da un sentido de seguridad, porque por mas malo que sea, sabemos que esperar y como reaccionar. Además, siempre existe la posibilidad de que uno diferente pueda ser peor.
En la práctica, hemos identificado un número de formas diferentes para crear el escenario de la plataforma en llamas. Algunos líderes lo generan identificando o creando situaciones de crisis. Algunos otros lo hacen estableciendo metas muy agresivas y castigando a las personas fuertemente si no las cumplen. Estamos seguros de que podrá añadir más ejemplos de sus propias vivencias.
Sin embargo, hay dos cosas importantes que debemos mantener en mente. Primero, tenemos que estar conscientes de que crear situaciones de crisis, solamente por crear situaciones de crisis, es una excelente receta para crear un caos generalizado en su organización. Usted no querrá generar una situación en la que todo el personal este corriendo por todos lados, chocando unos contra otros, rompiendo todas las reglas y principios morales para lograr salvar sus empleos.
El escenario de la plataforma en llamas del que hablamos implica un sentido de urgencia, pero en contra de un enemigo común claro. Un sentido de urgencia no únicamente para actuar, sino para actuar como un equipo coordinado. El líder no puede únicamente generar el escenario de crisis y dejarlo. Él o ella deben permanecer íntimamente involucrados en la coordinación de la toma de decisiones y de la ejecución resultante.
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