Crear un nombre es una tarea muy ardua. Lograr la confianza de nuestros jefes y compañeros no es una tarea trivial y requiere años de esfuerzo. Y si ponemos nuestro corazón y mente en hacerlo bien seremos recompensados con ... ¡una promoción!, que normalmente será como líder (supervisor, gerente, llámale como tu quieras) de un grupo que hace lo mismo que hemos venido haciendo tan profesionalmente.
Y ahora parece que toda nuestra experiencia "haciendo" no resulta tan útil como nosotros creíamos. Bueno, a nosotros si nos resultó muy útil, tanto que nos permitió obtener esta promoción. Pero en nuestro nuevo rol de líder, no siempre podemos tomar como referencia lo que nosotros "hacíamos" cuando estábamos en esa posicion. Resulta que al parecer cada individuo desarrolla una manera muy personalizada de hacer lo que está haciendo y que TODOS consideramos NUESTRA MANERA (la que nosotros desarrollamos) como la mejor manera de hacerlo.
Así es que ahora tenemos que encontrar la manera de lograr que un grupo de personas que están convencidas de que saben como hacer algo, siga nuestra instrucciones como líder, lo que frecuentemente y sin desearlo así, implica cambiarles o arruinarles la manera de hacer lo que están haciendo.
Normalmente, como líderes, adoptamos una de dos grandes corrientes: 1. La Tolerancia Absoluta, o 2.- Mano Firme. Si adoptamos la primera, nuestra gente nos ve como un gran barco y nos pasan por arriba innumerables veces. Si adoptamos la segunda, entonces nos ven como un tirano desalmado. Total, que ¡nunca le damos gusto a todos! Y nuestros dilemas y sus complicaciones no parecen importarles mucho a nuestros jefes, ¡ellos quieren resultados!
Uno de los mentores al inicio de mi vida laboral (un Ingeniero muy picudo en Ford Motor Company) incluso me compartió lo que él llamaba "la ley de oro": "Como líder se trata de ser un tirano, sin llegar a hijo de la ...".
Aunque la vida me ha demostrado que su famosa ley de oro, parece aplicar a muchos casos, Teoría de Restricciones (TOC), me ha dado una mejor herramienta: EL ÁRBOL DE TRANSICIÓN. Probablemente esta sea una de las herramientas menos usadas del arsenal de TOC. Quedamos tan enamorados de nuestras soluciones, que nos lanzamos a implementarlas y nos brincamos el último paso: el plan para delegar (el ATr).
En breve, normalmente para dar una instrucción decimos la acción que debe llevarse a cabo. Mientras que para delegar efectivamente se requieren al menos 6 piezas de información:
1.- La Meta
2.- El Obstáculo a Vencer
3.- La Lógica del Obstáculo
4.- El Objetivo a lograr
5.- La Acción propuesta
6.- La Lógica de la Acción
¡Claro! Es mucho más fácil solo dar una instrucción de acción. Pero si no lo hacer al inicio, tarde o temprano debemos presentar (varias veces) las 5 partes restantes.
Así que tenemos la opción de hacerlo bien y a la primera, o jugárnosla a que todo saldrá bien y tener que repetir varias veces nuestras explicaciones como tiranos. ¿cual eliges tu?
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